El Reflejo de la vida
Todos somos el reflejo de lo escondido, lo perverso, lo oculto.
El hecho de colocar un espejo en una pared y buscar su aprobación al despertar, como si de otra persona se tratase.
Buscamos su aprobación, pero solo recibimos una mirada de desagrado, recibimos un golpe en la cara, recibimos un castigo de esperanza.
Aquel objeto colgado en la pared es nuestro recordatorio de lo que somos y queremos cambiar. Sin embargo, todas las noches nuestro espejo nos acompaña y nos abraza, nos dice lo que queremos escuchar, y dormimos en ese abrazo. Pero, al despertar, nuestro espejo vuelve a ser un cristal frío, sin sentimientos, que nos ordena buscar su aprobación, aunque estemos cansados.
Y llegará el día en que ya no busquemos la aprobación de nuestro viejo amigo; solo se convertirá en un objeto que refleja nuestra piel, nuestro cuerpo y el pasar de los años. No puede llegar a reflejar nuestra alma ni los pensamientos que divagan y corren en nuestra mente como si de un niño perdido se tratase, buscando el abrazo y consuelo de su madre. Y seremos libres de aquellas cadenas que ataban nuestra felicidad a un trozo de cristal colgado en nuestra pared, que ahora lo reemplaza una obra de arte que sí, logra reflejar nuestra forma de vernos.
Porque un espejo es un símbolo de narcisismo y vanidad que nos llega a causar dependencia de lo que lleguemos a ver en él, despojándonos de nuestra esencia y resaltando lo banal del ser humano: nuestra apariencia, que al ser reflejada puede llegar a distorsionarse con el pasar de los minutos mientras buscamos fallos en ella.
Porque solo nosotros decidimos el valor que el espejo nos da.
Porque un espejo es una sentencia de muerte cuando de aprobación se trata.
Porque el arte no tiene una estructura, no tiene un estándar, no tiene reglas que lo rijan.
Porque no hay que entender el arte, hay que amarlo.
Cada mancha, cada línea, cada defecto que nos muestra el espejo es solo un punto en una pintura salpicada de años de colores y de sombras que causan el reflejo de la vida.
Autora:
Orellana Ayllón Daniela